domenica 2 settembre 2012

Capitulo 15




Hola, soy Marti!!
Bueno ya estamos al capitulo 15 de esta nove pero la verdad que aunque hayan visitas no hay firmas. Yo sigo posteando pero quesiera que firmaran, me gustaria saber si les gusta o no. Porque si no quieren esa yo interrumpo todo, pero si no firman nunca no puedo saberlo!
Espero que hayan firmas aunque sea solo para decir que no les gusta! besos :)
 (Gracias 'china' por firmar jajaj)

Capitulo 15:

Peter se frotó el rostro con las manos, que después se pasó por el cabello. Expulsó el aire y contempló las titilantes llamas de las velas que iluminaban la sala.
Siempre había imaginado que su vida junto a Mariana no sería fácil, pero los acontecimientos del día habían superado con creces sus expectativas. Y para terminar de rematar la jornada, con su estallido de furia había provocado el llanto de Mariana.
Había pensado salir tras ella, pero desistió al pensar en que Mariana lo rechazaría. Quizás lo que Rocio había creído que eran celos no era más que una de las demostraciones de mal humor de su esposa y la pasión con la que había respondido a sus caricias y sus besos eran fingidos.
Descargó el puño con fuerza sobre el reposabrazos del sillón, la frustración y el deseo de volver a tener a su esposa entre sus brazos lo estaban volviendo loco, y las dudas que comenzaban a atormentarlo no ayudaban demasiado a mejorar su estado de ánimo.
¿Quizás después de todo Mariana y Gastón sí estaban enamorados y él había sido injusto al separarlos?
Pero ya estaba hecho, ella era suya y así seguiría siendo, le gustara o no.

Era ya muy tarde cuando decidió retirarse.
Al entrar en el dormitorio contempló el cuerpo dormido de Mariana y el deseo lo asaltó nuevamente de manera salvaje. Esa mujer tenía algo que hacía aflorar sus instintos más básicos y primarios. Apretó los puños durante unos instantes, tratando de dominar la lujuria que se había apoderado de él.
Pero al meterse bajo las sábanas y sentir la tibieza del cuerpo dormido de Mariana las ganas de ella volvieron con más fuerza.
Suspiró, le dio la espalda y trató de ignorarla.

Peter era muy consciente del cuerpo cálido de su esposa tan próximo al suyo, que estaba tirante como una cuerda. En un esfuerzo supremo para no pensar más en ella cerró los ojos con fuerza para llamar al sueño que le era huidizo esa noche. Sin darse cuenta empezó a relajarse un poco al escuchar la respiración acompasada de Mariana y allí en su cama matrimonial se dio cuenta que no podría dejar a Inés, la amaba tanto y durante demasiado tiempo que su marcha sería su ruina. Se giró despacio y mirando al techo de dosel de su cama sintió aún más cerca la presencia de su esposa.

Se había quedado medio dormido cuando un ligero movimiento le despertó, se acababa de dar cuenta que Mariana gemía en sueños, observándola, con cuidado de no despertarla se acercó un poco más a ella. Mariana, en medio de un placentero sueño, se giró de repente, gimió un nombre – Peter – y apoyó su blanco brazo sobre el pecho de su esposo. El suspiro de placer que exhaló a continuación llegó a lo más profundo del corazón de Peter. Si en sueños podía decir su nombre y suspirar así no podría estar realmente muy enfadada con él. La tensión y el malestar acumulado en las últimas horas se disiparon como la niebla con la llegada del amanecer.

Lentamente entrelazó sus dedos con los de Mariana, sin siquiera pensarlo su pulgar empezó a acariciar suavemente con movimientos circulares el dorso de la mano de Marianas. Seguía pensando en todo lo acontecido ese día cuando su esposa se acercó aun más a él y apoyó delicadamente la cabeza en su hombro. La pasión de Peter se desbocó como un caballo en plena batalla, apretando los dientes para no sucumbir a ella. En cuanto giró la cabeza para mirar a Mariana supo que había cometido un error. La respiración que sentía en su cuello, junto con las mejillas arreboladas de Mariana y una pequeña sonrisa que exhibía en sus labios fue demasiado para su fiera determinación de ir despacio y dejarla descansar. Sin apenas respirar para no despertarla se giró y se quedó frente a ella, el brazo de su esposa se había bajado un poco y descansaba en su cintura. Dos cuerpos, uno totalmente relajado, el otro tenso por la anticipación de un beso robado. Con toda la ternura que sentía en esos momentos besó su marfileña frente, sus párpados cerrados, bajó hasta la punta de su pequeña nariz, sus mejillas y a la vez que a Inés se le escaba un suspiro de placer besó las comisuras de su boca.

Cuando se retiró ligeramente para observarla de nuevo vio que ella abría lentamente los ojos, aun soñolientos pero turbados por la pasión que había empezado a controlar su cuerpo. Para satisfacción de Peter no se alejó ni quitó su brazo de la cintura de su esposo. Peter intuía que no tendría otra oportunidad tan buena para disculparse con ella por cómo la había tratado en el salón. Subió su mano hasta la mejilla de Mariana y susurró las palabras que lo habían estado carcomiendo desde que la vio salir corriendo con lágrimas sin derramar en sus hermosos ojos.

- Por favor perdóname por cómo te traté en el salón. No debería haberte agarrado tan fuerte – un suspiro cansado se escapó de sus labios, mientras que Mariana, ya despierta por completo, le escuchaba atentamente. – Además no debería haber dicho eso sobre Gastón, sé que eráis – tragó saliva con fuerza – que sois muy buenos amigos.

Mariana dejó de respirar mientras escuchaba a Peter, podía ver sus ojos llenos de culpa. La humildad de su disculpa le dio fuerzas para sincerarse con él. Peter había sido sincero, podía verlo en su semblante, a ella le correspondía lo mismo, se lo debían el uno al otro. Allí, en la misma cama, susurrando como si alguien pudiera oírlos, Mariana se sintió más cerca de Peter, de poder confiar en él como hombre de lo que siempre se había sentido de Gastón.

- Yo también lamento lo que dije, la verdad es que no lo pensaba, no sé porqué lo dije – susurró. Mordiéndose el labio inferior decidió confiar los pensamientos que le habían estado dando vueltas casi toda la noche. Aclarándose la garganta continuó con voz queda – y sobre lo que dije que no me importaba si tenías amantes, te mentí, no quiero saberlo si las tienes o no.


Continuará…


1 commento: